Sobre nuestra historia: "Carnes centenarias"

Publicado el 25/04/2013

DEIA.COM - 8 de septiembre de 2008

La carnicería Fernández Terreros de Muskiz ha cumplido cien años desde que el joven navarro José Terreros Astibia la pusiera en marcha. Hoy tiene garantizada su singladura de la mano de la tercera y cuarta generación.

 

Emilio Zunzunegui 

EN 1908, mientras el mundo seguía atónito las noticias de la terrible y enigmática explosión registrada en la localidad rusa de Tunguska, donde pudo caer un meteorito que devastó miles de kilómetros cuadrados en la Siberia central; mientras en el Estado se ponía en marcha la legislación relativa al retiro obrero obligatorio; la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao creaban el Museo de Bellas Artes, y el Papa Pío X proclamada Basílica a la iglesia de Begoña, cerca de otro templo, el de San Juan Bautista de Muskiz, un joven navarro de Leitza, José Terreros Astibia y su mujer, Julia Ruiz Morales, natural de Milmarcos, en Guadalajara, comenzaban a forjar la historia de una saga de carniceros y ganaderos que hoy día, 100 años después, tiene garantizada su próxima singladura de la mano de la tercera y la cuarta generación. 

Encabezada por Juan Bautista Fernández Terreros Tista y su hijo, Alfonso Fernández Segura, a quien guía en el aprendizaje de esta profesión, que él mamó de su madre Mª Jesús Terreros Ruiz animado por su padre Julián Fernández de Los Hoyos, esta saga afronta el futuro con confianza, apoyada en una larga tradición familiar, un amplio conocimiento del género y un delicado respeto al cliente. 

"Al comienzo, los tiempos fueron muy difíciles", rememora Tista, como conocen popularmente en Muskiz al nieto del navarro. "Mi abuelo José, el cortador, traía al hombro media res en canal desde el matadero de Barbadún hasta el despacho que tenía junto al río". No sería ésta, sin embargo, la única ubicación de esta carnicería familiar ya que posteriormente se trasladó a los bajos del desaparecido cuartel de forales, aledaño al actual batzoki, antes de situarse en su actual localización, "en el Km. 20/21 de la carretera general de Bilbao a Santander", como reza el oficio remitido por la Diputación foral, anterior propietaria del terreno donde se erige hoy la carnicería. 

A sus 89 años, Julián, el yerno de aquel joven que llegó de Leitza a las minas del cántabro valle de Soba antes de recalar en La Arboleda, aún hoy recuerda con cierta nostalgia las dificultades que antaño pasó su predecesor. "Entonces no había cámaras, se guardaba la carne en pequeños armarios de madera en los que se introducía hielo que nos traían desde Bilbao hasta la estación de San Julián", explica este amable abuelo que se casó con una de las 10 hijas -y dos hijos- que tuvo el patriarca de Leitza y de los cuales, cinco chicas y un chico mantuvieron, y en algunos casos mantienen en activo, sus carnicerías. 

"Aún recuerdo -tercia Tista-, cómo nos contaban que las mujeres de la familia acarreaban, en una especie de espuerta, la carne troceada en cuartos por los barrios mineros de Cobarón o La Rigada". 

Los cambios han sido muchos, desde la conservación de la carne con las modernas cámaras frigoríficas a la introducción de nuevas líneas de producto industrial como el pollo y el cerdo, pasando por los envases. "Antes del papel de estraza o el parafinado de hoy día, se venía con el plato de casa a por carne", resalta Tista. "Ahora te piden la carne para los hijos, que esté tierna, que no tenga gordo, pero antes, se llevaba un filete y era para el padre". Eso era antes, como la creencia de que la carne era mejor que la actual, "algo que no es rigurosamente cierto, pues la carne de hoy, con los cruces genéticos y la apuesta por el label de calidad, es mucho más musculosa, más blanda y con un gran sabor", asegura Juan Bautista, ante el gesto curioso del alcalde de Muskiz, Gonzalo Riancho, que les ha entregado una reproducción de la iglesia de San Juan Bautista por el centenario. "No es fácil llegar a donde ha llegado esta familia", apunta Riancho, quien señala que en el municipio hay otros comercios antiguos "pero no en manos de la misma familia". 

Los Fernández Terreros han decidido tirar la casa por la ventana para agradecer la fidelidad de sus clientes para con esta empresa que cuenta con su propia explotación de cría de ganado vacuno y porcino. La cita será el 21 de setiembre en las campas de San Juan "donde asaremos una txala y la repartiremos en la feria agrícola y ganadera".

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